martes, 3 de mayo de 2011

Cuando poner tiritas a nuestra conciencia evita una escayola anual en la vida de otro

Conciencia se aplica, entre muchas cosas, a lo ético, a los juicios sobre el bien y el mal de nuestras acciones. Esta semana me he preguntado hasta qué punto el tener la conciencia tranquila no es uno de los mayores actos de egoísmo que se pueda tener, además de cobrarse el bienestar de los demás, muy por debajo del nuestro. Esto siempre lo he pensado con el tema de la eutanasia: cómo se puede anteponer la conciencia de una persona ante un drama vital. Son temas mayores y complejos, pero si se baja un poco el listón, mi situación es esta: si no hago todas las horas de las Prácticas, no puedo ser profesora, porque 30 clases más o 30 clases menos son decisivas en mi validez oficial como profesional de la educación. Mi tutora de prácticas me dijo “No puedo mentir, no me hagas esto”, decía mirándome los ojos enrojecidos. Yo no pedía nada, pero si lo hubiera hecho, menuda flagelación de petición para ella, a pesar de poder argumentar y justificar mis ausencias con partes médicos. Me llegó a pedir que anulara la matrícula del máster y todo. Ha habido tutores de prácticas que no han dejado que el alumno fuera a unan sola clase y han firmado como si las hubieran hecho todas. Sería gracioso que tras estos casos tan incorrectamente extremos, se me truncara a mí los estudios. Después de esto, me planteo qué repercusiones tendría en su conciencia si alega que he hecho prácticas de más y qué consecuencias tendría en mi vida su muy respetable sinceridad. Sólo espero dos cosas para su hija: que no pase por la enfermedad que he sufrido yo durante dos años y que si lo sufre, no se tope con una persona cuya objeción de conciencia no le domine más que el dolor ajeno. Hay que saber ponderar la trascendencia de nuestra ética frente a nosotros mismos y frente a un “paz y después gloria”, porque puede ser el fino hilo que separe el sufrimiento de la felicidad. Vamos, que si miente en el parte espero que lo supere (qué cosas más duras hay que hacer en esta vida) y si no lo hace me las arreglaré yo para vivir con filosofía el cisma que una conciencia demasiado ególatra ha preferido otorgarme.

2 comentarios:

  1. Es el máster de las trabas. Y de los incompetentes... al menos yo tuve mucha suerte con el tutor de las prácticas, un tío majísimo que se ha volcado. Insiste con lo de los justificantes médicos... no lo aceptes sin más, que perder un año más en esta moñada es demasiado. Momento de suplicarle que haga una excepción a su ética... suerte!

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  2. ¡Gracias, Batete! Que Chocobo te escuche.

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No tienes que ser serio, se permiten chorrazos.