jueves, 9 de junio de 2011

Así están las cosas


Cito unos versos de uno de mis poetas vivos favoritos, Iván Legrán.

Últimamente
las cosas van mal; pero llevo bien
lo de que todo vaya mal.

Se te acostumbra el cuerpo y la mente y al final sólo se te ocurre dar las gracias si no pasa nada malo. Ni siquiera tiene que sucederme algo bueno. Me basta con que todo se estanque en un malestar, que por permanente,  ya se camufla en mi rutina sin que me perturbe demasiado. Ya me lo dijeron en París, “Leila, tu as une étoile noir”. Pues ya me lo estoy empezando a creer y todo. Tampoco me pongo demasiado brava, “Venga, ¿algo más?”, que cada vez el destino se hace más respetar, aunque a veces siga queriendo tentar a las circunstancias por si acaso algún día acierto y, en vez de tropezar con una piedra, me subo a ella para ver mejor. De perdidos al río, pero mejor si se sabe nadar. Es como estar mirando la vida con las gafas sucias y sólo al comienzo del día me pregunto cómo pude aguantar el día anterior hasta el final con tanta mierda en los cristales. Quizá es ese mi ambicioso deseo: levantarme una mañana y preguntarme cómo he sabido vivir durante casi tres años entre cristales, mierdas y demás cerdadas.

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